Hasta hace no mucho tiempo era casi impensable poder acercar al hombre y a la naturaleza sin que sus míticos y en muchos casos vulnerables habitantes se vieran afectados de una u otra manera. Pero hoy, la tecnología nos ha regalado la magia de la cercanía sin afectación. Más que nunca hemos agotado todos los esfuerzos posibles para que cada ecuatoriano o ciudadano del mundo pueda conocer nuestro inagotable patrimonio.
¿Cómo lo logramos? Pues iniciamos un intenso y maravilloso programa que nos permitió colocar cientos de cámaras denominadas “trampa”, que registran en unos casos videos y en otros fotografías de nuestra fauna mega diversa.
Las expectativas de este diseño experimental denominada monitoreo biológico fueron grandes al inicio de esta actividad, pues nos permite tener un muestreo permanente de los animales más hermosos e insospechados de nuestro territorio nacional, durante las 24 horas del día, los 365 días del año.
Las cámaras trampa tienen un sistema que detecta los movimientos de los animales y activa la toma de fotografías por lo que su efecto sobre la fauna es nulo, siendo una metodología poco invasiva y altamente efectiva.
El objetivo del estudio es implementar un sistema de monitoreo que nos permita identificar presencia – ausencia de especies, conocer la riqueza y abundancia, la composición de la fauna y la influencia del acceso ecológico sobre la vida silvestre.
Hoy, debo contarles con una gran emoción, que todas esas expectativas han sido superadas mil a uno, pues nuestras cámaras han logrado no solo cumplir su objetivo científico, sino que además nos han permitido ver animales que se pensaba ya extintos.
Lo mejor de todo esto, es que no estamos forzando situaciones o intentando ver comportamientos, formas de vida, alimentación o preservación con intervención humana, que pueden ciertamente alterar el comportamiento natural de las especies. La tecnología nos permite hoy, vivir con ellos sus experiencias únicas, la magia de su libertad en la máxima expresión.
Durante estos meses de estudio, solo en Yasuní por ejemplo, se ha obtenido una cantidad de 28.080 horas de muestreo, más de 30.000 fotos efectivas y alrededor de 32 especies registradas, dentro de las cuales resaltan especies de importancia muy sensibles a cambios en su hábitat
En verdad, no hay manera de describir ese sentimiento único que provoca el ver a un oso hormiguero cargar a su bebé en la espalda para llevarlo seguro, o a una pareja de pecarís de collar darse besos amorosos ante la mirada tierna de su cría que los acompaña.
O quizá ver a un travieso armadillo de nueve bandas, ¡pararse en dos patas! algo que en verdad yo no creía posible y no solo eso, sino que además mira a la cámara como queriendo investigar de qué se trata ese curioso artefacto que forma parte de su cotidianidad y no les hace daño alguno.
Esta técnica también llamada fototrampeo, captura fotográfica o caza fotográfica está teniendo una enorme aceptación en todo el mundo para aplicaciones en la investigación. Las cámaras están diseñadas para ser colocados en plena naturaleza y quedar a la espera de que algún ser vivo pase por delante, momento en el que la cámara-trampa se activa y fotografía la escena. Una de las grandes ventajas es que durante la noche siguen activas y pueden iluminar mediante un flash de luz infrarroja que genera imágenes en blanco y negro (fotos y video), pero de gran nitidez.
Las fotografías y los videos nos cuentan cientos de historias, unas que nos hablan de cómo viven nuestros animales, seguros y protegidos en las 51 reservas naturales que creamos y preservamos para ellos y para la humanidad. Este es un motivo para que todos nos sintamos orgullosos y nos sumemos a la iniciativa de cuidar nuestros recursos.
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