miércoles, 11 de noviembre de 2015

La vida en estado libre

Apenas se abrió la jaula, Yumbo corrió sin mirar atrás. Minutos antes, al sentir que nuevamente se encontraba en casa, sus gruñidos mostraban la ansiedad por regresar al lugar de donde nunca debió haber salido. Quienes salvaron su vida y lo ayudaron estos últimos años, le deseaban suerte, le gritaban sé feliz mientras él se perdía en el bosque. 

La liberación de Ukumari fue distinta. Su mirada transmitía la emoción de por fin haber regresado al hogar. Casi suspiraba llenando de aire puro sus pulmones. Los técnicos que se convirtieron en sus guardianes permanentes sonreían y él irradiaba alegría. Recostado al pie de un árbol, aún algo adormitado, se despidió de quien lo cuidó. Una mano humana sobre una perfecta garra de pelaje negro, fue el último gesto de afecto y mutua gratitud.

Así concluyeron los procesos de rehabilitación y readaptación de dos hermosos osos que fueron rescatados en 2013. Yumbo fue abandonado por su madre, lo encontraron trabajadores de una organización comunitaria. El osezno, de apenas tres meses de edad, lloraba cerca de una plantación de banano y café. A Ukumari lo hallaron a las orillas de un río del  Cantón Sigchos. Lamentablemente habitantes de la zona intentando ayudarlo le suministraron fármacos de consumo humano y lo intoxicaron.

Tras superar la etapa crítica en el caso de Ukumari y ya en etapa juvenil Yumbo, compartieron estancia en un Centro de Rescate, donde juntos desarrollaron el comportamiento necesario para volver al medio silvestre.  

Su liberación es un regalo para Ecuador y el mundo y muestra el trabajo y esfuerzo de varios funcionarios del Ministerio del Ambiente y profesionales de Instituciones aliadas.

Un trabajo que es necesario y casi indispensable resaltar pues la situación del Tremarctos Ornatus, oso andino u oso de anteojos es crítica. Se estima que su número se ha reducido en por lo menos un 20% en la última generación, a consecuencia de la pérdida de su hábitat y la presión por cacería. Según el Libro Rojo de mamíferos del país, su población no supera  los 2 500 individuos adultos.

Una cifra que nos alerta pues su extinción representaría una perdida invaluable, además de ser el único oso presente en América del Sur, habita los andes desde hace más de dos millones de años, constituyéndose junto al oso panda, en la especie de oso más antigua del planeta.

A nivel regional, en el año 2003, se efectuó el primer intento de establecer un plan de conservación para el oso de anteojos. Se estableció algunas líneas base para el trabajo a nivel andino, así como necesidades y oportunidades para su ejecución por cada país.

En Ecuador, este animal esta jurídicamente amparado por la ley forestal y de conservación de áreas naturales y vida silvestre, cuya codificación fue expedida el 10 de Septiembre del 2004; no obstante desde 1970 se ha intentado protegerlo inclusive con un Decreto Ejecutivo que prohibió su cacería desde ese mismo año.

Actualmente, está vigente en el País La Estrategia Nacional de Conservación del Oso Andino, liderada por el Ministerio del Ambiente.  La propuesta contempla líneas de acción de conservación in situ, conservación ex situ, educación, comunicación, políticas, legislación, gestión y fortalecimiento institucional.

Pero más allá de las Políticas Públicas que promovemos y ejecutamos de manera irrestricta, tenemos un deber moral, un compromiso con nuestros hijos, nuestra tierra y el mundo y estamos felices de hacerlo.

Hoy dos osos de anteojos finalmente regresaron a casa y tengan la certeza de que nosotros trabajamos todos los días para que nunca salgan de ella.

Lorena Tapia
Ministra del Ambiente

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