miércoles, 21 de octubre de 2015

Tortugas marinas, las hijas pródigas del Ecuador

Siempre me han sorprendido las increíbles muestras de amor que podemos observar  en la naturaleza, sobre todo de aquellos animales que hacen grandes esfuerzos por preservar y conservar su especie. Una de ellas es la ¡tortuga marina!

Veinticinco años es una vida entera y es el tiempo exacto, con sus días y noches, que estas tortugas esperan para poder regresar exactamente a la misma costa  donde sus madres colocaron los huevos para que ellas pudieran nacer. Sorteando peligros inimaginables, ellas se aventuran a viajar miles de kilómetros en busca del mismo lugar para poder poner su primera camada de huevos.

Algunos estudios sugieren que las tortugas tienen una gran capacidad para memorizar el sitio exacto donde nacieron; que se orientan con las corrientes marinas y gradientes de temperatura, que se ubican por señales magnéticas durante la navegación o que el sonido del oleaje de su playa natal las atrae para iniciar un nuevo ciclo de vida.

Para mí, es la magia de la naturaleza con esa capacidad infinita que tiene para dar vida y para hacerlo de maneras insospechadas. Las tortugas marinas son quizá una de las poquísimas especies en el mundo, en el que las madres ponen los huevos fertilizados, los cubren dentro del nido que ellas misma cavan e inmediatamente los abandonan sin saber cuál fue la suerte final de sus crías.

Dos meses después las pequeñas tortuguitas ven la luz por primera vez en sus vidas, esperan hasta que el ambiente esté fresco y se deslizan por la arena lo más pronto que pueden para alcanzar el mar y continuar con su vida.

Una hembra puede poner hasta mil huevos en su periodo de reproducción y puede hacer hasta ocho nidos distintos con el fin de prolongar su especie. Una de las razones por las que ponen tantos huevos es que son muy pocas las tortuguitas que sobreviven después de la incubación y llegan a ser adultas.

Esto, porque en la actualidad el hombre ha ido poblando las playas en donde ellas, históricamente, se han reproducido. Pero el problema no es solo de espacios, sino que además los animales se cohíben cuando las miran y prefieren retornar al agua sin poner sus huevos, o se los roban para comerlos, para guardarlos como un recuerdo o los destruyen por mera curiosidad.

En Ecuador contamos  con cinco especies de tortugas marinas migratorias,  la tortuga verde, golfina,  caray,  laúd y  caguama que más allá de ser consideradas atractivas y exóticas tienen una importancia fundamental en la   salud de nuestros océanos, ya que sin ellas procesos  tan esenciales como el mantenimiento del ecosistema de los arrecifes o incluso el transporte de nutrientes a las playas sería imposible. 

Además, promueven la revitalización de los pastos marinos, controlan las poblaciones de medusas, remueven la arena y sirven como principales indicadores de la salud de los ambientes marinocosteros a escala local y global.

Pero volver a casa y hacer sus nidos en nuestras playas no es lo único que estas  cinco especies tienen en común sino también el formar parte parte de la  lista roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, entidad que determina las amenazas que hacen vulnerables a las tortugas o las ponen en peligro de extinción. 

La tortuga verde por ejemplo  se ubica en la categoría “en peligro” debido a la disminución del número de hembras que anidan anualmente en las tres últimas generaciones,  además las  cosechas intencionales de huevos, captura de adultos  de las playas de anidación o zonas de alimentación. 

La tortuga golfina está en la categoría  “vulnerable” ya que  prefiere alimentarse cerca de estuarios y bahías siendo propensa al contacto humano.  Mientras la tortuga carey está en “peligro crítico” debido a la degradación de los hábitats de anidación y la captura de huevos y ejemplares por su caparazón.

Por estas y otras consideraciones en el 2014 el Ministerio del Ambiente puso en vigencia el Plan Nacional para la Conservación de las Tortugas Marinas, ratificando su compromiso de disminuir los efectos negativos de las actividades humanas sobre esta especie y propone diversas acciones  para reducir las presiones que las  afectan.

Mantenemos programas permanentes de protección y monitoreo de los sitios de anidación como los parques nacionales Machalilla y Galápagos, la Reserva de Producción Faunística Marino Costera Puntilla de Santa Elena, Refugio de Vida Silvestre Marino Costera Pacoche, y en el resto de nuestras áreas protegidas y playas que se encuentran fuera a lo largo de las cuatro provincias de la Costa donde se ha reportado anidación de estas especies.

Pero quizás el trabajo que más me enorgullece es aquel que habla del involucramiento que hacemos con la sociedad civil y sobre todo con nuestros niños, contándoles la importancia que tienen las tortugas para nuestros ecosistemas y compartiendo con ellos las historias de entrega, esfuerzo y sacrificio que hacen estas tortugas por preferir nacer en ¡Ecuador!. Este Ecuador que ama la vida.


Lorena Tapia
Ministra del Ambiente
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